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¡¡Cuida tus encías, tus pulmones te lo agradecerán!!

Una mala salud bucal se asocia con más posibilidades de tener neumonía, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, por lo que acudir dos veces al año al dentista reduce en un 86% el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias.


Lo que pasa en tu boca tiene trascendencia mucho más allá de la propia cavidad oral. Y es que no es una parte del cuerpo aislada y ajena a lo que sucede en el resto del organismo; todo lo contrario, la boca es la puerta de entrada de muchas de las enfermedades que aquejan al ser humano: entre ellas, muchas enfermedades respiratorias. La continuidad anatómica entre la cavidad oral y los pulmones hace que exista una íntima relación entre ellos. En condiciones normales, un agente infeccioso debe vencer los sofisticados mecanismos de defensa inmunológicos y mecánicos para alcanzar el tracto respiratorio inferior. Los mecanismos de defensa son tan eficientes que, en pacientes sanos, la vía aérea pequeña y el parénquima pulmonar permanecen estériles; sin embargo, cuando existe un desequilibrio en las defensas y/o cuando el patógeno es particularmente virulento,aparece la infección. En los últimos años se han sugerido distintos mecanismos por medio de los cuales las bacterias orales podrían jugar un importante papel en el origen de las enfermedades respiratorias. Así, se alude a la posible aspiración de patógenos orales. Las visitas rutinarias al dentista pueden reducir la cantidad de bacterias que pueden ser aspiradas.


“La salud bucal influye en la salud respiratoria, ya que puede condicionar la incidencia de infecciones a partir de gérmenes orofaríngeos”, asegura el Dr. Oriol Sibila, del Servicio de Neumología del Hospital Santa Creu i Sant Pau (Barcelona). Y es que, según afirma este experto, “diversos estudios sugieren un incremento del riesgo de neumonía y de bronquitis en los pacientes con una mala salud bucodental”; a su juicio, “una boca limpia y sana favorece un pulmón limpio”. En los últimos años se ha evidenciado un aumento en la incidencia de estas patologías, que se han relacionado con la presencia de microorganismos considerados no habituales, considerándose que la boca puede ser el reservorio de estos organismos,es decir, el lugar donde se ubican y desde donde se propagan a otras partes del cuerpo.


Entre hipótesis y evidencias cada vez se conoce más y mejor la interacción entre la enfermedad periodontal (que afecta a las encías) y las enfermedades sistémicas (que inciden en distintas zonas del organismo), que dan lugar a lo que se denomina Medicina Periodontal. Ciertas enfermedades de las encías pueden desencadenar o agravar trastornos preexistentes localizados fuera del entorno de la cavidad oral. El papel del equipo odontológico en la prevención y manejo de las complicaciones respiratorias asociadas con la mala salud bucodental es vital, ya que para conseguir mejorar la calidad de vida de estos pacientes tiene que existir un buen tratamiento y mantenimiento de las enfermedades periodontales. El control periódico que se requiere en estos pacientes, la perseverancia en el cesamiento del hábito tabáquico (por ser uno de los factores de riesgo comunes entre ambas enfermedades), el refuerzo en las instrucciones de higiene oral, así como la monitorización de otras patologías bucodentales, secundarias a los efectos farmacológicos de la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (tales como la caries y la candidiasis oral) hacen que el higienista sea una pieza clave en el tratamiento integral de estos pacientes,



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